La sedación consciente intravenosa se obtiene mediante la inoculación, vía intravenosa, de medicamentos hipnóticos e inductores del sueño. Se utiliza principalmente en tratamientos odontológicos más largos y complejos como las cirugías. Para practicar este tipo de sedación consciente es necesario que el proceso lo dirija un anestesista, que se encargará de regular la dosis en función de las necesidades del paciente, así como de controlar su pulso cardíaco en
todo momento.
Tras la intervención, normalmente el paciente tiene un cierto grado de amnesia, rompiéndose así el círculo vicioso fóbico que facilitará que posteriormente pueda acudir a la clínica dental sin ansiedad. Al terminar el tratamiento el paciente puede estar un poco aletargado, aunque no es necesaria ninguna recuperación adicional. Los efectos de la sedación pueden durar entre 2 y 4 horas, por lo que se requiere, no obstante, que acuda a consulta acompañado.
Como vemos, la sedación consciente, ya sea inhalatoria o intravenosa, es un método muy efectivo y seguro para controlar el estrés y la ansiedad que sufren muchas personas a la hora de acudir al dentista. El paciente entra en un estado de bienestar y relajación óptimo para afrontar cualquier tipo de tratamiento dental y, una vez terminado, su recuperación es rápida y sin secuelas.